Es una técnica artesanal y totalmente manual, exclusiva de la zona del Vinalopó. Consiste en cubrir los mejores racimos con bolsas de papel hasta la recolección, protegiéndolas así de elementos externos, como los productos fitosanitarios, los insectos o las inclemencias meteorológicas (lluvia, sol, aire, etc.), y garantizando la lenta maduración de la uva. Todo ello tiene como resultado una uva con color uniforme, un mayor grado de sanidad, una piel más fina y un exquisito sabor. Además este método de maduración permite que los consumidores puedan disfrutar en invierno de una fruta propia del verano.
Las bolsas utilizadas para esta técnica son de celulosa de papel (tras su uso se reciclan) y existen tres medidas, pequeña, mediana y grande. Su tamaño se elige según la talla de las uvas y permitiendo que las bayas engorden protegidas. La recolección de este fruto que crece protegido por esta bolsa se realiza aproximadamente entre el 15 de septiembre y finales de diciembre. El valle del Vinalopó disfruta de un clima de tipo mediterráneo con tres subclimas (marítimo, templado y subtropical) que permiten retrasar el proceso de maduración manteniendo la uva en la cepa hasta bien entrado el invierno, siendo la última del año.